Repositorio Especializado en Trabajo Social

Logo-Coltras-bco
REPOSITORIO
ESPECIALIZADO
EN TRABAJO SOCIAL

SALUD Y POBREZA: PROPUESTA TEÓRICO-METODOLÓGICA PARA EL ABORDAJE DE FAMILIAS QUE HAN SIDO AFECTADAS POR EVENTOS CEREBROVASCULARES, RESIDENTES EN TILARÁN, GUANACASTE

Categoría: Salud
Autor: Yoissel Andrea Ortiz Carmona
Tipo: Tesis de grado
País de origen: Costa Rica
Fecha de publicación:

Extracto

El abordaje de las familias en condición de pobreza que han sido afectadas por los Eventos Cerebrovasculares, como objeto de estudio de Trabajo Social, implica develar un problema de salud que ha aumentado en las últimas décadas, con repercusiones a nivel internacional como nacional, debido a que la incidencia de las enfermedades crónicas no transmisibles ha crecido a un ritmo acelerado en poblaciones etarias menores a lo establecido en el campo de la medicina. De acuerdo a, la Organización Panamericana de la Salud (2014) las enfermedades no transmisibles son la causa principal de enfermedad y muerte prematura y evitable en la Región de las Américas. Su pesada carga social y económica, especialmente en el marcado aumento de los gastos de tratamiento, menoscaba el bienestar individual y familiar y amenaza con obstaculizar el desarrollo social y económico (p.2). Lo que demuestra que más que un hecho aislado, las afectaciones a la salud constituyen un fenómeno social con gran significancia, que conllevan a que diferentes actores sociales se articulen para enfrentar las consecuencias que se evidencian en ámbitos como el económico, social y político. Los Eventos Cerebrovasculares (ECV) por su parte son conocidos y ampliamente abordados desde disciplinas del área de la salud, en las cuales se categoriza como una enfermedad crónica no transmisible, que afecta a las personas en edades que sobrepasan los sesenta años principalmente. Asimismo, la presencia de los ECV acarrea secuelas y hasta la muerte de quién es afectado o afectada, lo que hace que se piense en este problema de la salud como un hecho aislado y en una relación directa entre el individuo y la enfermedad. En el caso de Costa Rica, las enfermedades cerebrovasculares que corresponde a un tipo de enfermedad no transmisible, producen anualmente alrededor de 1 300 muertes, las mismas se incrementan a partir de los 40 años de edad, y no se encuentran diferencias por sexo. La tendencia por su parte va en ascenso, ya que, si bien la mortalidad ha ido en aumento, en parte por 16 envejecimiento de la población, la tendencia de la mortalidad en menores de 70 años se ha mantenido bastante constante del 2006 al 2012 (Ministerio de Salud, Dirección de Vigilancia de la Salud, 2014, p.117-118). Lo anterior, hace que la enfermedad cerebrovascular se posicione como la tercera enfermedad crónica no transmisible en ocasionar muertes prematuras, con una tasa de mortalidad prematura de 15.56 defunciones por cada 100 000 habitantes para el año 2012, que en términos porcentuales significa un 9% de las muertes prematuras, lo que representa la defunción de 727 543 personas para dicho año. Datos estadísticos como estos hacen que enfermedades que antes no eran consideradas como un problema social se vuelvan objeto de intervención de instituciones públicas, privadas y no gubernamentales, debido a que en ellas se inmiscuyen múltiples determinantes que requieren un abordaje integral. Asimismo, cuando un problema o situación toma valor e importancia como es el caso de una condición médica, pasa a formar parte de la agenda política como objeto de intervención del Estado y objeto de estudio de diversas disciplinas. En el caso de los Eventos Cerebrovasculares y las enfermedades crónicas no transmisibles es preciso señalar que han sido poco abordadas desde el ámbito social y desde disciplinas de las ciencias sociales de manera conjunta ya que, si bien existen investigaciones acerca de algunas de las enfermedades que pertenecen a esta clasificación, la fragmentación al abordar los diferentes elementos hace que las acciones planteadas no brinden una respuesta a la verdadera causa. Debido a que el origen de múltiples fenómenos se encuentra en relación al sistema económico-político-social, que impera desde el periodo de fortalecimiento de la industria; momento desde el cual, el Estado brinda una respuesta paliativa a las necesidades de la población. Por lo tanto, es en la génesis del modo de producción, en donde las problemáticas sociales se agudizan y concretan en manifestaciones como la pobreza, la desigual social, entre otros. 17 Por lo tanto, el conjunto de esas problemáticas surge con la incorporación de la clase trabajadora en el modo de producción capitalista y son expresión de la contradicción capital-trabajo que se denomina Cuestión Social. La cuestión social de acuerdo Morera (2016), debe ser comprendida como las secuelas de los procesos que se presentan en la constitución y el desarrollo del capitalismo, y que se expresan en problemas, carencias y necesidades de la población trabajadora (p.138). A lo anterior, Rozas (2001) agrega que la cuestión social emerge con el capitalismo y con las particularidades históricas que ella adquiere en cada formación social, por lo tanto, la cuestión social no es lineal y adquiere su particularidad en cada momento histórico. Por consiguiente, la cuestión social debe ser comprendida dentro del contexto del capitalismo y las contradicciones que en él se desarrollan y no como un hecho aislado. Lo anterior es importante de señalar, porque esta categoría no se expresa por sí sola, sino que es un conjunto de problemáticas, carencias, etc., que se denominan manifestaciones de la cuestión social. Estas manifestaciones han sido como se mencionó objeto de atención e intervención del Estado, con el fin de asegurar la reproducción y producción de la fuerza de trabajo además de generar y regular los medios de consumo, lo que a su vez garantiza la movilidad y asignación de las necesidades del monopolio. Y para lograr legitimarse el Estado incorpora otros actores sociales y políticos, que conlleva de acuerdo a Netto (1992) a la ampliación de su base de sustentación y legitimación sociopolítica, mediante la generalización y la institucionalización de derechos y garantías civiles y sociales, que le permite organizar un consenso que asegura su desempeño (p.13). Lo anterior implica que el Estado, debe a partir de la incorporación de otros actores asumir las demandas, de manera que, responde a las exigencias de orden burgués como a las problemáticas que este último grupo crea en la sociedad. Y es en dicho momento que las manifestaciones de la cuestión social son objeto real de intervención “por parte del Estado” por medio de las políticas sociales. 18 Estas políticas colocan las demandas y necesidades de forma parcial e incompletas por lo que las acciones legales, sociales y económicas fragmentan los problemas y la realidad, los lineamientos o proyectos que se ejecutan finalizan respondiendo a un solo ámbito, lo que invisibiliza el origen de las problemáticas y a la vez posibilita la legitimación del sistema, el consenso entre las partes y el control social, perpetuando la esencia del modo de producción. En cuanto intervención del Estado burgués en el capitalismo monopolista, la política social debe constituirse necesariamente en políticas sociales: las secuelas de la “cuestión social” son recortadas como problemáticas particulares (el desempleo, el hambre, la carencia habitacional, el accidente de trabajo, la falta de escuelas, la incapacidad física etc.) y así enfrentadas (Netto, 1992, p.18). Cabe destacar que al asumir la realidad y los fenómenos sociales como únicos se forja la idea de la individualidad y lo que son manifestaciones de la cuestión social se deslegitiman con una atención parcializada, fragmentada y despolitizada que finaliza con una intervención incompleta desde diferentes áreas, como acontece con la pobreza. La pobreza es comprendía y abordada solamente desde la condición socioeconómica que imposibilita a las personas la satisfacción de las necesidades básicas, lo que motiva la creación de políticas y estratégicas orientadas a solventar las carencias económicas de una determinada población. Pero de la misma forma que el aparato estatal desarrolla acciones en relación a un fenómeno, el Estado hace uso de otras categorías para mantener el sistema económico-político y el control social, tal es caso de la familia. Este grupo es importante desde el sistema capitalista por considerarse la célula básica de la sociedad, la primera de las instituciones que enseña a las y los miembros la reproducción y producción del modelo de desarrollo económico, es además el responsable de iniciar el proceso de socialización que implica introducir a las personas en las normas, reglas, costumbres, valores, entre otros, que son esperados por la sociedad. 19 La familia capitalista, pasa a configurarse como patriarcal, heterosexual y monogámica, en tanto se caracteriza por la definición de responsabilidades y actividades legitimas para cada uno de los sexos, al mismo tiempo que, por la separación de la familia en su conjunto de la esfera pública, adquiere connotaciones como principal centro para la reproducción de la fuerza de trabajo (Mallardi, 2019, p.64). Siendo bajo esta línea de aprendizaje que las y los miembros ejecutan determinados roles y actividades que inciden en los espacios públicos y privados, orientando al hombre como el encargo de trabajar fuera del hogar para suministrar económicamente a la familia y con ello satisfacer las necesidades básicas, y a las mujeres por su parte se les responsabiliza por las labores del hogar, cuido y protección de las personas más vulnerables y que no pueden velar por sí mismas, tal es el caso de las y los menores de edad, las personas adultas mayores y aquellas que han sido afectadas por problemas de salud indiferentemente de la etapa de vida. Esta división sexual del trabajo continua vigente a pesar de cambios como la incorporación de la mujer en la fuerza de trabajo. Lo anterior, coloca en desigualdad los procesos de trabajo que ambos (mujer-hombre) efectúan e invisibiliza la labor realizada por la mujer como al Estado, ente que delega a la familia una responsabilidad que le compete. Este accionar se muestra en los diversos lineamientos y legislación que señalan la tutela de los miembros al núcleo familiar, poniendo de manifiesto la institucionalidad de la familia por parte del Estado. Sin embargo, la delegación de la protección y cuido no es parcial para todas las familias, ya que, la condición económica crea una separación entre las familias capitalistas y las de la clase trabajadora. Generando lo señalado, una criminalización de aquellas familias que por su condición económica no logran satisfacer las necesidades de los miembros más vulnerables del grupo e invisibilizando los procesos de las familias capitalistas que tienen los medios para delegar a otras personas o instituciones la atención y cuido de sus integrantes. 20 Por consiguiente, cuando un miembro de una familia de clase subalterna enferma, el Estado se encarga de brindar los medios y servicios de salud, pero posteriormente delega a la familia la responsabilidad de la persona afectada sin distinción de la condición económica. Lo que repercute en el entendimiento de la afectación a la salud como un proceso individual y descontextualizado. Para Laurell (1982) la concepción para explicar el proceso de salud-enfermedad no alcanza con referenciar hechos biológicos, siendo necesario recuperar su articulación con el proceso social. En consecuencia, al abordar el estudio del proceso de salud-enfermedad de un grupo es ineludible analizar sus condiciones de salud en articulación con las condiciones sociales del grupo, donde la pertenencia de clase adquiere relevancia en el proceso explicativo (p. 9). Situación que conlleva a que disciplinas como Trabajo Social que parte de un posicionamiento ético, político y crítico coloque en cuestionamiento lo establecido, ya que, se debe reafirmar la necesidad de instalar la organización del cuidado como un derecho, en donde corresponde al Estado avanzar en la definición de políticas públicas y estrategias organizacionales que tiendan a garantizar el acceso desmercantilizado al cuidado (Mallardi, 2019, p.88). A partir de lo señalado, esta investigación se plantea desmitificar y develar desde Trabajo Social la enfermedad como un hecho aislado e individualizado, contribuyendo a visibilizar un fenómeno social, mediante una ruptura con las concepciones y visiones reduccionistas que, sobre la familia, el Estado, la salud y la enfermedad existen. Asimismo, se coloca en el escenario nacional y local, la necesidad de que Trabajo Social aborde la interrelación entre la salud y la pobreza, y garantice mediante su intervención, el derecho al acceso a la salud de todas las personas sin distinción de clase social o condición económica. De manera que, se toma como base las premisas ontológicas, epistemológicas y metodológicas que posee Trabajo Social para generar una perspectiva distinta a la concebida hasta la actualidad y mostrar como problemas y fenómenos han evolucionado y constituyen nuevamente acciones filantrópicas y despolitizadas. 21 Lo anterior, es posible por la modalidad de este trabajo que desarrolla en primera instancia un diagnóstico de la situación para conocer y determinar aquellos elementos que son claves para la propuesta que se orienta a responder las necesidades encontradas en el acercamiento con el objeto de estudio. Con el objetivo de intervenir la realidad, el proyecto se ubicó en Tilarán, por razones como el interés de la investigadora de aportar a la comunidad de la cual es procedente, en cuanto a una determinada necesidad de la población. La segunda razón, se presentó al indagar acerca de aquellas problemáticas que en los últimos años han afectado a las y los habitantes de Tilarán, visibilizándose la constante aparición de los Eventos Cerebrovasculares. Esto se concreta luego del acercamiento con instituciones de la comunidad y con profesionales que laboran en la Fundación Clínica del Dolor y Cuidados Paliativos. Estos profesionales le brindaron a la investigadora, un panorama amplio en cuanto a las diferentes afectaciones de la salud en la población tilaranense, entre las que destacan el cáncer, las enfermedades cardiovasculares y los eventos cerebrovasculares (ECV). Resultando de lo indicado la tercera razón para realizar la propuesta, es decir, se escoge los ECV, debido a su poco abordaje, en especial desde la disciplina de Trabajo Social, que se muestra en la escasa y casi nula existencia de trabajos e investigaciones vinculadas con el tema. Además, se evidencia un vacío en el abordaje y actuación profesional que desde Trabajo Social se le brinda a las familias y personas que han sido afectadas por los Eventos Cerebrovasculares en Tilarán. Finalmente, es relevante mencionar que la propuesta se fortaleció con la anuencia de participación de las familias y las y los miembros afectados por los ECV, por los profesionales encargados de brindar atención a las personas con la enfermedad antes mencionada, así como por las y los representantes de instituciones públicas y organizaciones no gubernamentales localizadas en el cantón de Tilarán.