Este trabajo pretende analizar cómo se da la construcción de las representaciones sociales sobre el suicidio de un grupo de familias que residen en comunidades rurales de San Vito de Coto Brus. Para dicho análisis se toman en consideración tres categorías fundamentales: el suicidio, como un fenómeno presente en las sociedades actuales que afecta a una cantidad importante de personas, las representaciones sociales que se construyen en torno al suicidio dentro de un contexto rural y, por último, la familia como medio de socialización primario y fundamental para las y los sujetos. Con la finalidad de comprender al fenómeno en estudio y a la población seleccionada, se empleó el enfoque cualitativo para profundizar en el análisis de los diferentes aspectos de la investigación, la entrevista grupal, la observación no participante y la entrevista semiestructurada como técnicas de recolección de información. Cabe destacar la participación de seis familias de tres comunidades diferentes de San Vito, además de profesionales en salud relacionados con la prevención y atención del suicidio en la zona. Así mismo, se tomó el interaccionismo simbólico como punto de partida para fundamentar las premisas ontológicas y epistemológicas de este estudio, donde la interacción social se considera primordial para la construcción y reproducción de representaciones sociales y la necesidad de comprender a los sujetos como protagonistas activos de sus realidades dentro de un tiempo y contexto determinado.
Considerando todo lo anterior, como parte de los hallazgos encontrados se destacan dificultades importantes por parte de la población a la hora de acceder a los servicios de salud de la zona, tanto públicos como privados. Esto como parte del contexto socioeconómico y político en que viven las familias, lo cual repercute en sus escasas condiciones materiales donde la pobreza está presente en la mayoría de los casos. Dentro de la población se siguen manteniendo y reproduciendo mitos y estereotipos en torno al suicidio y la salud mental, donde destacan representaciones sociales que relacionan la salud mental con afectaciones físicas y no se tiene claro el término, el suicidio es percibido como algo individual que compete únicamente a la persona que lo sufre, es visto como una debilidad y se asocia constantemente con la locura, lo que provoca que muchas personas decidan no hablar del tema. Así mismo, entender el suicidio como pecado encuentra su razón de ser en las creencias católicas y evangélicas que predominan en la población. Todas estas representaciones sociales están mediadas e influidas por el contexto en el que viven las personas, donde la forma en que se organizan, la manera en que interactúan, sus condiciones materiales, la información a la cual tienen acceso, la influencia de las instituciones públicas y los rasgos culturales presentes en las comunidades son fundamentales y objeto de análisis para dar respuestas a todas las interrogantes de este trabajo.