La presente investigación se enfoca en la paternidad adolescente, específicamente en un análisis desde la disciplina de Trabajo Social, sobre el abordaje que se le brinda a dicha población a través de las diferentes líneas de acción por parte del Instituto Mixto y de Ayuda Social, mediante el cual se logre reflejar el apego y resguardo de la equidad en la atención de dicha población, que les permita alcanzar un desarrollo integral y cumplir con su rol paterno.
Es importante indicar que para el abordaje de esta investigación y con el fin de delimitar la población en la cual se basa la misma, se toma la definición de adolescencia que establece el Código de la Niñez y la Adolescencia de Costa Rica, en su Artículo 2, al definir “…adolescente a toda persona mayor de doce años y menor de dieciocho” (p.1).
El interés de realizar esta investigación es poder indagar sobre los diferentes recursos de apoyo que el Estado brinda a través IMAS a los padres adolescentes, de forma que puedan ejercer su rol paterno de forma integral, combinándolo con la consecución de su proyecto de vida.
Al respecto de la paternidad adolescente, según Zamora, A. (2011, p.4), profesional en Ginecología Infanto-Juvenil del Hospital San Juan de Dios “… cada año, en el mundo 14 millones de adolescentes tienen hijos y de cada 10 embarazos de menores de 19 años, en 4 a 5 de ellos el progenitor es otro adolescente. Según los datos presentados, al menos un cincuenta por ciento de las hijas e hijos de adolescentes tienen un padre que al igual que su madre es menor de edad.
Por otra parte, el Fondo de población de las Naciones Unidas (2013), reporta que:
En Costa Rica, aproximadamente 14 mil adolescentes quedan embarazadas cada año y de ellas cerca de 500 son menores de 15 años. Según datos del Censo 2011, el 9.1% de las adolescentes entre los 12 y 19 años, ha tenido al menos un hijo nacido vivo. Es por eso, que se considera que el embarazo en la adolescencia es uno de los desafíos más grandes que tiene Costa Rica, desde la perspectiva de derechos de las personas jóvenes, la salud sexual y salud reproductiva, el desarrollo humano y la lucha contra la pobreza. (párr.4-5)
Con base en lo anterior, en nuestro país el porcentaje de embarazos adolescentes es significativo, por lo que, el Estado a partir de diferentes leyes, políticas y normas, ha tratado de fortalecer el respeto y resguardo de los Derechos Humanos
En el documento IX Estado de los Derechos de la Niñez y la Adolescencia (2019, p.46) se brinda información de los nacimientos registrados de padres menores de 19 años, según la provincia de residencia de la madre, correspondientes al año 2018, en el cual se reconoce que existe una clara y evidente diferencia en la captación y registro de información, ya que, por 965 padres adolescentes registrados en ese año, se contabilizaron 9.531 casos de maternidad temprana, aunado al hecho que mayoritariamente se realizan esfuerzos para disminuir el embarazo de niñas y adolescentes, pero que para enfrentar la paternidad de los menores de 18 años, los esfuerzos siguen siendo pocos. (pp. 45- 46)
La paternidad adolescente, es considerada un problema social que afecta tanto a la persona menor de edad, como a su familia y por ende a la sociedad en general, sin embargo, se confirma en el IX Estado de los Derechos de la Niñez y la Adolescencia (2019, p.46) que “…existe una falta de responsabilidad, educación y sensibilización ante el tema de la paternidad adolescente…”; manifestaciones que revisten especial importancia para la investigadora.
Al respecto, en la página oficial de la Organización sin fines de lucro Dosomething.org, refiere en su artículo “11 Facts About Teen Dads” que traducido significa “11 Datos sobre los papás adolescentes”, de los cuales se considera importante citar dos de estos:
Los padres adolescentes tienen menos probabilidades de terminar la escuela secundaria que sus compañeros (párr. 3).
Los padres jóvenes tienen más probabilidades de tener problemas económicos y laborales y, con mayor frecuencia, se encuentran en desventaja económica que los padres adultos (párr. 7).
Es por lo anterior, que busca conocer con cuales recursos viables, efectivos y eficaces, brinda el IMAS a los padres adolescentes, con cuya activación se podría evitar que algunos evadan su rol, ya que se considera que al no contar con el debido acompañamiento, guía o información, estos podrían sentirse presionados social y familiarmente para abandonar sus estudios a fin de buscar un trabajo que les permita cumplir con lo que se espera de su rol paterno, para lo cual deberá modificar sus planes a corto, mediano y largo plazo.
Asimismo, se puede inferir que, sin el debido respaldo institucional, se afecta también el derecho del padre adolescente de estar presente en la vida de su hija o hijo, ejerciendo una paternidad activa, no solo como un proveedor económico, sino cumpliendo con la corresponsabilidad en la crianza de la niña y el niño, sea pareja o no de la madre.
Por otra parte, se considera importante analizar el hecho de que la paternidad adolescente no finaliza cuando el menor se convierte en adulto, como se destaca en el VIII Informe Estado de los Derechos de la Niñez y la Adolescencia (EDNA) al referirse al embarazo y paternidad en la adolescencia:
Cabe destacar las implicaciones que este tiene en la adolescencia, tanto por sus efectos inmediatos como a largo plazo; primeramente, se presenta una interrupción de estudios, lo que limita el desarrollo personal, social y, en el futuro, su progreso económico. (OPS, s.f.). Adicionalmente, los adolescentes deben enfrentar retos, en relación con prejuicios y dificultades sociales y económicas para continuar desarrollando su proyecto de vida, el cual se busca que trascienda la paternidad–maternidad. (p. 122)
En relación con este tema, es indiscutible que las repercusiones de los cambios que genera una paternidad temprana se mantienen a lo largo de la vida de la persona menor de edad, de ahí la importancia de la efectividad de las redes de apoyo institucionales. Al respecto, también el Dr. Guzmán (2018), hace una reflexión sobre la capacidad de la persona adolescente para enfrentar la responsabilidad que implica la paternidad:
“… ¿cuántos adolescentes de 18 años serían considerados capaces de iniciar su propia familia, de poder cubrir las necesidades de esta y al mismo tiempo de completar su desarrollo físico, psicológico y académico de manera adecuada, así como aportar constructivamente a la sociedad? Muy pocos ¿Verdad?” (p.16).
Ante esta perspectiva, se considera importante que el gremio de Trabajo Social en el desarrollo de su función y desde las diferentes instituciones donde ejercen su profesión, conozcan cuáles son los recursos que brinda el IMAS como red de apoyo estatal, para respaldar mediante sus programas y proyectos al padre menor de edad, de tal forma que repercuta en el ejercicio positivo de su paternidad, resguardando a su vez el principio de equidad, el cual permite que todas las personas, independientemente de su género, logren tener las mismas oportunidades de acceso.
Por otra parte, desde la perspectiva de Trabajo Social y en concordancia con lo que establece la Declaración Universal de los Derechos Humanos, se considera importante que el padre adolescente, pueda alcanzar un nivel de vida que le permita tanto a él como a su familia, un acceso adecuado a la salud y el bienestar, un bienestar que incluye todos aquellos aspectos necesarios para vivir y desarrollarse de forma integral.
Es por ello, que se considera importante conocer las líneas de acción institucionales, de forma tal que al ser ejecutadas resguardan del interés superior del menor, en concordancia con lo que establece el Código de la Niñez y la Adolescencia de Costa Rica, en su artículo 5, en dónde indica que toda acción, sea esta de índole pública o privada donde esté involucrada una persona menor de edad, debe garantizar respeto de sus derechos, en procura de su pleno desarrollo personal.